martes, 25 de septiembre de 2007

el fin

ya está
por fin
he hecho lo mejor que podía hacer
dejar de seguir aguantando humillaciones y desprecios

no me he dejado el trabajo
he dejado más que eso
he dejado un dolor de estómago constante
he dejado el que me traten como si no valiera nada
he dejado a un impresentable, qué mala suerte tengo...

pero es lo mejor que podía hacer
al fin...
al fin voy a descansar tranquilo
ahora nos veremos un poco más por aquí...

martes, 11 de septiembre de 2007

el principio del fin

estoy muy cansado
me gustaría tener tiempo para escribir
tener tiempo para relajarme
tener tiempo para mí
tener tiempo para que pase...
y ya está...

y como estoy muy cansado
seguiré durmiendo...

domingo, 2 de septiembre de 2007

berlín

La verdad, se me hace raro hablar de el viaje a Berlín cuando ya ha pasado un mes. Si es que no puede ser.
El viaje, como casi todos mis viajes, ha estado genial.
Pero éste ha tenido algo especial, porque he conseguido algo que no había hecho antes, y es soltarme a hablar en otro idioma sin tener ni puñetera idea. Alemán que veía, alemán con el que hablaba en mi cutre-alemán. Era curioso ver sus reacciones: primero de sorpresa por ver un extranjero hablando en su idioma, luego de alegría al ver que intentas hablar con ellos y luego de tranquilidad, y es cuando te sueltan el parrafote en alemán y no te enteras de nada mientras piensas "¿Qué parte del HABLO UN POCO no entiendes?".

También ha sido especial por el grupo que hemos ido allí, por la aventura de visitar una ciudad tan grande todos juntos, por ir a celebrar la boda de una amiga, por la boda en sí, que fue muy entrañable, por todo lo que nos hemos reído...
Aventura de volar (con Jaqueline de la Vega al lado!!), de conducir por Berlín, ver monumentos, aprender historia, U-Bahn, S-Bahn, patearnos jardines kilométricos, comer salchichas y más salchichas, beber cerveza y más cerveza, Berlín de día, Berlín de noche, barbacoa típica alemana, bebidas insufribles, baños en lagos desiertos, ciudad moderna, ciudad con un pasado...

Y, por supuesto, la boda. Guapa ella, guapo él. En español y alemán. Ya digo, muy entrañable.
La nota divertida fue que la boda fue a las dos de la tarde. Y el convite empezaba a las cuatro, típica hora española para pegarse el atracón. Española, no alemana. A las cuatro los alemanes hace ya cuatro horas que comieron y les toca tomar café y tarta.
Cuando vimos que nos servían café y tarta de chocolate en vez de un pavo asado y cerveza nos quedamos a cuadros. Al final, mezcla de culturas, tomamos las tartas con cerveza y tres horas después llegó el pavo, menos mal...

Aquí dejo constancia de mi paso por Berlín del este y Berlín del oeste, simultáneamente...