- Madre mía, Pedro... cuánto tiempo sin verte, ¿cómo estás? ¿qué es de tu vida?
- Ya ves... puessss... después de romperme el brazo empecé a trabajar en aquel sitio de electrónica, poniendo tornillos literalmente. Era un trabajo muy técnico, una empresa familiar, vaya. Proyectos innovadores y demás, pero no me gustaba tener que estar con la taladradora o la radial todo el día, sinceramente...
- Vaya...
- Estaba todo el día deseando que pasara el tiempo para irme a casa, y me di cuenta de que tarde o temprano me lo iba a dejar. De nuevo, el tiempo pondría todo en su sitio...
- Y te lo dejaste...
- Sí. Un domingo me llamó un hombre para contratarme en su empresa, y en pocos días me cambié.
- ¿Y de qué es?
- De lo que me gusta a mí: edificios, hoteles, hospitales, luces, persianas, clima... le gusté porque tenía ya experiencia, y son algo más serios que los que me había topado antes...
- Te veo contento...
- Sí, la verdad es que sí. Me gusta el trabajo, no estoy mirando el reloj todo el rato, el tiempo pasa volando e incluso hago cosas en casa. Hombre, llevo poco tiempo y los agobios iniciales siempre existen no?...
- Y sigues con aquella chica... Inma era no?
- Sí, Inma... Con ella muy bien, muy muy bien... somos muy parecidos, nos complementamos muy bien... todo es muy fácil con ella, parece como si la conociera de toda la vida...
- Me alegro mucho por ti...
- Y yo... me alegro de que te alegres jeje...
- Y los idiomas... ¿sigues con el alemán?
- Pues me es imposible ir a clase. Llevo sin ir varios meses, ni a alemán ni a inglés. Espero poder presentarme a los exámenes finales, al menos al de inglés... supongo que tendré que repetir alemán, vamos... quiero aprenderlo bien, no pasar de curso porque sí...
- Qué bien tío... no pierdes el tiempo...
- Dicen que el tiempo es oro no?...