Desde mi reclusión playera, alejado de las redes inalámbricas, alámbricas y de todo tipo, escribo como hacía antaño, en un documento de texto y no en un editor de blog…
Este fin de semana tuvimos el “FinDestroyer Bañoconcentración TeVeoFalto 2006”.
Estuvo muy bien, fue FinDestroyer, hubo Bañoconcentración y lo del TeVeoFalto fue repetido muchas veces, muy bien, me alegró ver que la gente cogió el concepto.
La verdad es que pasarse 36 horas seguidas o en remojo o comiendo o haciendo de comer resulta bastante agotador. Pero merece la pena.
La verdad es que no tengo sueño, así que voy a hacer un poco de crónica, a la antigua usanza.
Para mí el FinDestroyer (el nombre se lo debemos a Poncho, gracias, aunque te mereces una tollina por no venir este año) empezó el viernes. Félix y yo decidimos organizar unos previos el viernes por la noche, tomándonos un algo, pegándonos una minifiesta y, como siempre, salvando el mundo en La República. Antes de ver a la gente debíamos prepararnos psicológicamente y, claro, nos tragamos unos cuantos vídeos del Gañán para afrontar todo lo que se avecinaba jeje.
La verdad es que nos despertamos bastante temprano, gracias a que Leo tiene un dominio de su móvil quepaqué… te queremos, Leo. El caso es que, como siempre, llegamos tarde, con nuestros macutos, nuestros coches y nuestras ganas de FinDe.
Y nada más llegar a la playa, al agua. Piscina y más piscina. Luego comida y más comida. Aún queda pizza en la nevera… buaj. Supercompra en el Valú, cantos de cumpleaños para Camilo, tarta, más tarta y todos a la playa.
Lo curioso de estas cosas es cómo se pierde la noción del tiempo. Eso en conjunción con nuestro amigo el EH (Espíritu Huevón) hace que sean las 9 de la noche cuando acabas de llegar a la playa, justo cuando la gente empieza a irse. Mejor, la playa para nosotros. Pero es que lo del domingo fue brutal, llevábamos un retraso de unas dos horas con respecto al mundo. Desayunamos cuando era casi la una, comiendo a las cinco y media…
Todo debido a la barbacoa nocturno-playera que montamos. Qué chulo. Y eso que hacía aire y no pudimos tener encendidos nuestros palos de Supervivientes, estaba nublado y no vimos las Perseidas… dio igual. Unas brasas perfectas (un hurra por Juan), nos hinchamos a carne con churrusquito (que no Jesús, que estaba superbuena), una sangría espectacular (se nota que participé haciéndola? Jaja), un gran ambiente… yo me lo pasé genial. Comiendo pan con arena, jugando al 1 2 3 palito inglés, haciendo repertorio de Gañán o quevidamástriste… yo me lo paso pipa jeje.
Eso sí, tengo que decir que cumplí uno de mis sueños: bañarme de madrugada, a la luz de la luna, un agua buenísima y unas olas… buas, qué flipe.
Chulísimo, hasta que llegó el tractor a la playa y se puso a hacer trompos, qué animal. Con razón entró un giñe generalizado y salimos por patas.
A eso de las 5:25 (rima que te rima) ya estábamos tirados por el suelo para dormir. Alfonso y yo ya habíamos elegido nuestro sitio en la “T del infierno”. Cómo es posible que hiciera tanto calor, que, en mitad de la noche (bueno, ya sería de día…) JD se metiera dentro del saco mientras yo echaba humo por las orejas, qué fuerte. Así que fue normal que nos levantáramos con ganas de tirarnos a la piscina (y la piscina quedó preñada juaaaaaaaaa, buas qué huevo).
Ains, que ya no carburo. Voy a acabar ya, diciendo que hoy, aquí en la Torre es fiesta. Hoy es el único día del verano en que NO todo el mundo se va a Lo Pagán, sino que vienen aquí.
Y… queréis saber lo que hacen? Pues tooooodos los jóvenes se plantan en la playa y hacen… barbacoas!!! Ahora mismo están las playas a rebosar de gente y hay una nube enorme de humo sobre sus cabezas. De hecho, hoy es el único día que está permitido hacerlas jiji.
Pero seguro que no se lo están pasando tan bien como nosotros y, según he visto, tampoco nadie se está bañando… qué sujos…
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