martes, 19 de diciembre de 2006

las imprudencias...

Tengo dos noticias, una buena y una mala.
La mala es que el día 24 de Noviembre los radares de la AP7 me pillaron a una velocidad no adecuada.
La buena es que la velocidad era de sólo 137km/h. La multa no es mucho y, según los folletos y la dgt no creo que me quiten puntos, menos mal.

Lo que no sabe su excelentísima dirección general de tráfico es lo que pasó aquella tarde. Ya sé que el fin no justifica estos medios, pero me gusta contarlo como que sí.

Aquella tarde se iban a Londres mi hermana y sus compañeras. Y me pidieron que las llevara al aeropuerto. Dónde vamos. A Alicante. Ah, vale, bien...
De camino íbamos bromeando sobre las compañías, que si Ryanair es supercutre, que si Easyjet un autobús con alas...
Una vez ya con todas las maletas en el aeropuerto nos pusimos a buscar el mostrador. De Ryanair. Menos mal que seguía aún con ellas... porque Ryanair no vuela desde Alicante, sino desde San Javier.
Yo me excuso totalmente del fallo: no era mi vuelo, ni mi viaje, ni llevaba los papeles, ni nada. Sólo hacía de chófer "dónde les llevo?".

Acto seguido, nos ves corriendo en plan Armaggedon por el aeropuerto, con las maletas. Voy a relatar todas las imprudencias que cometí.
Arranco el coche, se montan en marcha, salimos volando dirección San Javier.
Odio que me lo hagan, pero iba dando las luces a todo el mundo para que se apartaran.
No me quité en ningún momento del carril izquierdo. Por un lado, eso ya es denunciable y son 6 puntos menos, por si no lo sabéis; pero por otro lado hubiera sido un peligro mayor ponerme en el derecho. De hecho, es de las pocas veces que nadie me ha adelantado.
Además, tuvimos que entrar en una autovía de peaje, gracias a Dios, ya que no había casi nadie. Lo bueno fue en los peajes, que le dábamos el dinero a la tía y salíamos chirriando rueda, sin que nos devolviera el cambio ni el ticket ni nada...
Lo malo es salir a la vez que un BMW y que se la pique contigo... venga tío, que perdemos un avión...

Dejé el coche justo en la puerta del aeropuerto, entre los gritos del guarda inglés, las líneas amarillas y las señales de prohibición, ole mis huevos.
Pero llegaron a tiempo. Se fueron a Londres y se lo pasaron genial.
Eso sí, si a mí me quitan puntos, ellas me pagan la multa.
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