martes, 25 de octubre de 2005

el misterioso caso de victoria - playa

Aquel día amaneció nublado en la zona de mi playa, parecía que empezaría a llover a poco que avanzara la mañana.
Precisamente ese día no era un día típico, mi hermano Javi tenía el día libre, no había ido al trabajo y pudo levantarse algo más tarde. También lo agradeció el golden, Jordan, que salió a dar su paseo matutino algo más tarde. Por la urbanización había pocas señales de vida inteligente, como siempre, a estas alturas del año sólo quedan los típicos guiris que viven siempre allí.
Esa mañana Javi saludó al francés, que hacía sus ejercicios, como de costumbre. Después vio a los ingleses que están frente a la piscina, los únicos que viven perennes en esa zona, y aprovechó para chapurrear un poco el inglés:
- Good morning...
- Morning...
- I am going out with the dog...
- Yeah, have a nice day!
- oh... bye!
Como digo, no era una mañana típica, ya que normalmente a esa hora mi hermano estaría en el trabajo y el perro en casa, se supone que cuidando de ella. Pero ya que tenía el día libre, decidió llevarlo al veterinario, a ver si le baja el otro huevo de una vez. Serían poco más de las 11 cuando cogió a Jordan, y salió a por el coche, aparcado justo delante de la casa de los ingleses.
Al salir, la verja de la urbanización estaba abierta, siempre alguien se la dejaba. En este caso eran los jardineros que hoy ya estaban por ahí montando sus máquinas podadoras y aspiradoras, lo típico. El que cuida la piscina también tendría que llegar algo más tarde.

Una hora más tarde, casi a las 12, ya estaba de vuelta. Aparcó el coche y en seguida la amable mujer inglesa salió a recibirlo, pero lo que decía no parecía muy alegre...
- ...robbed.... robbed [lo que entendía mi hermano]
- What? What?
- we have been robbed!
Sí, a los ingleses les habían roto literalmente la pared para levantar las rejas de una ventana y colarse en la casa. Adiós joyas, dinero y noséqué más. Mi hermano, alertado, ya fue con pies de plomo a casa, vigilando todo...
Al llegar, vio que por delante todo estaba igual, el candado en la puerta, la puerta cerrada con llave... hasta que entró en la casa. Todo patas arriba. Y la puerta del patio trasera abierta haciendo palanca. Yo cuando lo vi me sentí... desprotegido, por decir algo, qué fácil era entrar en mi casa!
Habían registrado todo, bolsos, armarios... la cámara (no digital) estaba encima de la mesa, se ve que no les gustó... lo que sí les gustó fue el portátil, fue lo único que se llevaron. [Un segundo de silencio, por la rabia que me da]. Sí, putada del siglo. Aparte de las huellas en la cámara, lo único que hay son huellas de barro en el patio, por donde saltó (parece ser sólo uno)... al menos no rompió nada más...

La versión de Hércules Poirot:
Efectivamente, amaneció nublado, y cayeron algunas gotas, lo que hizo que se embarrara parte de la urbanización, el césped y la zona de la piscina. El vecino francés vio cómo llegaban los jardineros, más temprano que de costumbre, y se acordó de que en la última reunión de vecinos habían dicho de echarles un ojo, porque por lo visto trabajaban bien poco, no limpiaban nada y se iban en seguida.
Sobre las diez y media, el francés vio cómo uno de ellos podaba unos árboles, pero no sabía dónde andaba el otro. Luego vio cómo estaban preparando una máquina aspiradora. Al poco, después de acabar sus ejercicios, se fue a dar una vuelta con su mujer.
Para entonces, los ingleses también estaban fuera. Sólo quedaban Javi y Jordan, que poco después de las once salieron y dejaron la urbanización desierta. Bueno, casi, con las verjas abiertas y los jardineros dentro.
Mientras uno vigilaba, el otro conseguía saltar los muros y colarse en mi patio. Una palanca y adentro. Registró el salón, sacó la cámara pero no la quiso y encontró el portátil. Subió escaleras arriba, registró los bolsos, armarios pero no encontró nada de valor... serían ya las 11 y cuarto.
Saltó de nuevo hacia fuera, la máquina aspiradora ya estaba enchufada y hacía un gran estruendo. Podría haber habido un tiroteo, que nadie se hubiera enterado. Así levantaron la reja de la ventana sin que nadie les oyera. Se coló el otro jardinero, o el mismo, o un compinche, en la casa de los ingleses y ale... a la saca.
Eran las 11:40 cuando llegó el francés de dar su paseo. Las verjas estaba cerradas, los jardineros habían volado, pensó que habían vuelto a ser unos incompetentes, je.
Y el resto ya lo sabéis... ahora a intentar pillarlos...

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