El viernes por la mañana mi madre no paraba de decirme que llevara cuidado con las atracciones, que eso tiene que ser malo para las cabezas, que cómo me podía gustar eso. Y ahora mismo me acaba de contar que con 2 años me bajé en marcha del coche de bomberos en el que estaba montado, que me tuvo que coger el dueño de la atracción... así que no se explica por qué me gustan tanto estas cosas.
Y es que me fui a Madrid con toda la ilusión de un niño pequeño por ir a la Warner, por ver Madrid, que me encanta, por coger el metro... y, sobre todo, porque iba a ver a mi gente del campo de trabajo!! Cada día me sorprendo más de pensar cómo se pudo juntar tan buena gente en un mismo sitio :)
Pero la aventura empezó nada más llegar a las 6 de la tarde. Maldita sea la hora en que compré el billete y resultó que yo llegaba el primero a Madrid. Llamé a la puerta de la pensión...
- "Hola, soy... uno de los trece que venimos esta noche aquí..."
- "Ah, pero al final vais a venir?"
- "Qué?... me está diciendo que no tenemos habitación???"
Ahí comenzo mi maratón particular buscando habitaciones, regateando con los dueños, calle arriba, calle abajo, el puticlub (no le puedo llamar de otra forma) en el que nos pretendían meter, el precio de las habitaciones... uf, lo máximo que conseguí fue asegurar esa noche, y de milagro.
Menos mal que luego fue llegando la gente (gracias chicos!) y todo acabó mejor de lo esperado, con un super hostal en plena gran vía con las mejores vistas, parqué, tele, baño propio... un lujazo, y, eso sí, las lumis bien cerca, como diría Mariapi.
Después de reencuentros, recuerdos y 3 horas de sueño, nos fuimos a la Warner! Qué pasada. Bueno, seamos objetivos: como parque me gusta más Port Aventura, tanto en ambientación como espectáculos, pero éste le gana en atracciones: Batman y Stunt-Fall son increíbles.
Fue un día muyyy completo, lo pasamos genial, al final no nos llovió pero nos mojamos de lo lindo en las atracciones de agua (yo no sé cómo no tengo una pulmonía) y aunque habíamos estado todo el día de pie de aquí para allá... había que salir esa noche! Y, cómo no, nos pateamos Madrid hasta llegar y poner el huevo en algún sitio. Todos echábamos de menos aquella noche de fiesta en Villel o Teruel, teníamos ganas de pasar un rato así... aunque al final a mí ya se me cerraban los ojos y las piernas no me daban más.
El último día no nos dio para mucho: unos txakolís (es así?) de Euskadi en la plaza mayor, patearnos el metro, despedidas... y vuelta a casa.
Lo único que puedo decir es gracias, gracias por ser tan buena gente. A todos, os voy a nombrar olé: Gracias a los vascos: Javi, Iratxe y Ianiiii, a los de Valencia: Gerardo y Héctor!, a las aragonesas: Lucía, Ceci y Mariapi, a los granaínos: Darío y "Antonio eeeeh", al loco abulense de Jony y la albaceteña-rival Mariajo!
Espero veros muy prontico, y no hace falta que sea boca-abajoooo!
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