A cuento de lo que comenta Félix en su blog de los polis, me he acordado de una anécdota que me pasó hace unos años...
Era Septiembre y decidimos ir los compañeros de clase a la Feria, ale, a montarnos en todo lo que pilláramos y a toda la que... el caso es que íbamos los cinco jinetes del apocalipsis (bueno, los cuatro y yo). Tengo que decir que cada uno tenemos nuestras cosas, nuestros defectillos y nuestras virtudes, nuestra forma de ser...
Y, lo siento de nuevo amigo, pero tengo que hablar de Moñino. Moñino tiene la superdivertida virtud de olvidar las cosas allá donde va. Ya sea su cartera en la cantina con la bandeja de la comida, ya sea la carpeta en la estación de bus... siempre se dejaba algo por ahí, esa cabeza loca jeje...
Aquella noche íbamos viendo las atracciones. Y decidimos montarnos en el Revolution, este que da volteretas y se pone boca-abajo que era lo "más fuerte" (cómo han cambiado las cosas tras mi paso por Port Aventura o la Warner...), pero Moñino dijo que se quedaba abajo. Así que le di mis llaves y demás cosas para que no se me cayeran. Nos montamos en eso y en otras cosas. Lo pasamos muy bien, la verdad.
El follón vino después, cuando íbamos de recogida, a eso de las 3 de la madrugada.
Dejamos primero a Moñino y Valero, y luego fuimos hacia mi casa. En el trayecto recibimos un sms de Moñino que ponía "Las llaves!!!" y ya empezamos a reírnos "Jajaaa, ya se le han olvidao las llaves al Moñino en el cocheeeeeee".
Yo también me reía como el que más, hasta que me bajé del coche y fui a mi portal. "Mierda! Que no eran las llaves de Moñino! Que eran MIS llaves!!!"
Lo que voy a contar ahora pasó tal cual, no exagero.
Me di la vuelta, vi como el coche se alejaba en dirección al Hemeros, claro, volvían de nuevo a donde estaba Moñino para, supuestamente, darle sus llaves! Eché a correr tras él. Vi cómo frenaba en un ceda el paso, se acercaba a mí... pero arrancó a toda leche, y yo aumenté más aún mi velocidad.
Atravesé toda la calle de las tascas del infante a tal velocidad que una patrulla de policía me vio, arrancó de golpe y salió a por mí. En la calle de los álamos se puso el coche de policía a mi altura (increíble) y me preguntaron, mientras yo no dejaba de correr "Qué pasa chaval, por qué corres!" y a mí sólo me quedaron fuerzas para decir "Llevan mis llaves!!" señalando el coche que iba delante, ya casi lo pillaba.
Cuando llegué a la calle donde estaban Valero y Moñino, el coche de mis amigos acababa de llegar y se estaban bajando. Me miraron con cara de pasmaos y me dijeron "cómo has llegao tan rápido!!" y en eso apareció el coche de policía por la calle en dirección contraria. Nos miraron, vieron que no éramos peligrosos (lo único es que yo no dejaba de jadear) y cuando se fueron empezamos a reírnos sin parar.
Nos reímos tanto que hasta una señora nos llamó la atención desde el balcón. Pero es que fue buenísimo. Tardé corriendo casi lo mismo que un coche en ir de mi casa a casa de Valero jeje... y con la poli en los talones.
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