viernes, 16 de septiembre de 2005

entrevista de trabajo

¿cómo se siente?
¿qué lleva en los bolsillos?
¿ha pensado mucho lo que iba a vestir para venir aquí?
¿muchos nervios?
¿piensa que va a ganar mucho dinero para este trabajo?
dígame su peor defecto y su mejor virtud
cuéntenos un chiste
¿ha pensado en el cambio radical que puede dar su vida?
va en un coche y se encuentra en una parada a una anciana a punto de morir, la chica de tus sueños y un amigo al que debes la vida... a quién llevarías?...

Desde la comida mi cabeza estaba siendo un hervidero de preguntas inverosímiles que se me ocurrían a cada cosa que hacía. Y es que había conseguido quitarle importancia a la entrevista de trabajo porque no le veía mucha salida, pero todo el mundo se puso de acuerdo para ponerme en pie de guerra, pensar en lo que me podían preguntar, ver cómo tenía que vestir... sé tú mismo, Pedro.
Y allí me planté. Y me pasé hablando unos tres cuartos de hora con un hombre y una mujer, muy agradables. No fue para tanto, y me lo pasé muy bien. Si no me cogen, al menos habrá sido una grata experiencia.
Lo bueno es que todo lo que yo creía que sería inconveniente para que me dieran el trabajo resulta que no lo es y, además, me contaron lo que quieren hacer y me gustó mucho. A mí que me daba igual que me lo dieran... ahora me va a dar un poco más de rabia que no me lo den. Pero, en fin, no pierdo la esperanza.
Eso sí... si me lo dan, entraría de lleno en el mundo laboral... qué miedo...

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